Administracion de Edificios
Es probable que a lo largo de nuestra vida pasemos por una, si no varias reformas en nuestro hogar, y cada una nos sirva como aprendizaje para la siguiente. Sin embargo, llevar a cabo esta hazaña tan personal y a la vez, tan compleja, conlleva un riesgo que se puede eliminar si tenemos en cuenta las cosas que se suelen olvidar al hacer una reforma.


Nuestra casa es nuestro templo, y como tal, queremos que represente nuestra personalidad, nuestro gusto y nuestra esencia, sin que ello suponga, a su vez, una pérdida de funcionalidad y pragmatismo en el día a día, puesto que pasaremos mucho tiempo en ella como para vivir incómodos. Es por eso que, con mayor o menor frecuencia, alguna vez nos veremos envueltos en una reforma y quien ya lo ha vivido sabe por lo que se pasa: caos, desorden, suciedad, equivocaciones, y “en la muestra parecía diferente”.

Es por ello que llevar a cabo una reforma no es poca cosa y como la obra que es, debemos tratar su gestión. Dedicarle el tiempo que requiera en planear nuestra reforma y vigilar hasta el más mínimo detalle son dos claves para vivir más tranquilos, mientras sometemos a nuestra casa a un proceso de remodelación. Tanto si lo hacemos por estética, como por arreglo, hemos de tener en mente una serie de cosas que se suelen olvidar al hacer una reforma para no pasar por alto ni el más mínimo percance con el que nos podamos enfrentar.

Por lo visto, con la crisis, aunque ha descendido el movimiento en el mercado inmobiliario, se ha disparado la demanda y contratación de servicios de reformas, como fontanería, albañilería, decoración, etc., lo que claramente es un síntoma de que ahora preferimos cambiar nuestra casa antes que mudarnos. Debemos ver esto como una oportunidad, ya que precisamente la proliferación de este tipo de negocios hará que contemos con un mayor número de oferta de servicios entre el que poder elegir el más competitivo. Eso, junto a estas cosas que no olvidar a la hora de hacer la reforma, nos asegurará el éxito en nuestro empeño.

Planificar, planificar y volver a planificar

Evidentemente, todos tenemos una estrategia más o menos completa de pasos a seguir cuando llevamos a cabo una reforma. Pero dependiendo de lo meticulosos que seamos, ésta dará mejor o peor respuesta a las demandas de los imprevistos con los que podamos contar, y no olvidemos que lo impredecible y las reformas domésticas van siempre de la mano, y que no hay reforma que no dé problemas. Cuanto antes aceptemos esto de que tendremos que reestablecer nuestro plan en algún momento, incluso varias veces, mejor nos adaptaremos a las exigencias de la reforma. A veces la ilusión por un aspecto nuevo de nuestra casa nos hace olvidar que, en ocasiones, para presumir hay que sufrir.

Tener en cuenta los espacios

¿Quién no se ha cegado imaginando cómo quedaría después de un apaño aquí, un arreglo allá…? Pero a veces olvidamos la distribución de los espacios, y esto puede convertirse en un grave problema. La decoración y la estética deben estar siempre y sin excepción sometidas a la funcionalidad y la comodidad, especialmente en aquellos sitios de nuestra casa en que se desempeñe un “trabajo”, como por ejemplo, la cocina. Los electrodomésticos tienen que estar rápida y fácilmente accesibles, y preferiblemente desde el mismo espacio. Si hay que hacer varios viajes entre la nevera y la vitrocerámica, por ejemplo, nos encontraremos con un diseño bastante mejorable. Así, lo más aconsejado es que veamos sobre plano cuáles serían nuestros movimientos en la estancia en la que estemos haciendo la reforma, y reflejar nuestros posibles pasos más frecuentes para ver si hay algo que podamos arreglar de acuerdo con una distribución más funcional de la habitación.

Reformar “en temporada”

Es posible que con frecuencia nos pille “el toro” y acabemos realizando nuestra obra en el último momento. Por eso, en la siguiente reforma que hagamos, no se nos olvidará tener en mente cuándo es más conveniente llevar a cabo los arreglos en nuestra casa. Por ejemplo, si queremos renovar el sistema de calefacción y adaptar uno que funcione por domótica, podemos realizar el cambio en verano, para poder aprovechar la buena temperatura. Si, por el contrario, deseamos instalar un sistema de aire acondicionado, lo haremos en invierno, pues es entonces, lógicamente, cuando la demanda baja, el precio también y además, no sufriremos el riesgo de que se agote el equipo que hemos elegido.

Las cosas que se suelen olvidar al hacer una reforma son difíciles de predecir, pero con la aplicación de estos consejos, podremos conseguir una gestión más eficiente e inteligente de nuestras obras.

Publicado por CanalHOGAR, 09 Feb 2016